Si solo al escuchar la música pudiera,
Encontrar el tacto del aire, los olores,
La playa de santa maría y todas las playas
Donde el amor alberga un eco de voces
limpias.
Volvería a escribir sobre la belleza
Si solo al escuchar la música
Recordara los mares que nos acogieron,
Que nos acogerán siempre
O el vino deslizándose en los labios,
Los amaneceres inmunes al canto de un gallo.
Me desharía del nebuloso ruido
Que emborrona la esencia de las cosas:
Una calle en hora punta, el sonido del teléfono,
El tin-tin de los cristales, el zas zas de la escoba
En los bares.
Todo sería tremendamente hermoso
Si nos quedáramos con la música, el canto del agua y del viento
El desliz de los cuerpos amándose, los pasos pausados
Y a veces, un poco de silencio.
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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)
¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.
Fabuloso Juana!!!!!
ResponderEliminarUn abrazo, Maite.
El vino deslizándose en los labios
ResponderEliminary este poema deslizándose por los recuerdos,
y si el silencio en el mar se hace vuestro cómplice y se vuelve placer:
¡qué viva el silencio¡
Precisamente hoy he posteado una entrada de un poema de Octavio Paz, llamada Silencio.
Mil besos, Juana
solo puedo decir...que bello
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