miércoles, 10 de noviembre de 2010

el duende 2

Hoy mi duende no quiere dormir, yo estoy cansada de sus contradicciones. Algún día tendré que decirle que me deje actuar sin cuestionármelo todo. Caminaba por la calle, ya sabéis, la de siempre, de hojas amarillas sobre las baldosas y dos hileras de árboles alrededor. A mi duende no le interesan estos detalles, sólo las sensaciones. Pero las sensaciones parten del color de una hoja o del viento frío durante el otoño. Me decía mi duende que si no puedo cambiar de calle, termine por aceptarla. Por otro lado se queja porque a él le gustaría tener otros espacios de los que hablar. Que tenga que aceptar una calle, no implica que me guste. Espera, me dice, a que se presente la calle que me conviene o constrúyela tú misma, vete. ¿Y qué me conviene?, pregunto a mi duende. Lo que haga levantarte cada mañana con ganas de día y de noche eternas.
En la calle hay transeúntes con los que no puedo hablar, no entiendo su lenguaje. Mientras tanto, mi duende me dice: mírate, ya no tienes 20 años, te han salido canas, tu espalda se resiente más de cuatro horas en pie, has vivido experiencias que ahora te parecen instantes fugaces sin huella. Y eres lo que vives, lo que hablas y sientes. Te falta un oído y no tienes ritmo, me dice mi duende, algún día te fallará la vista y la barriga seguirá creciendo si te abandonas. Tienes un sentido del humos absurdo, dice mi duende, que algunos comprenden, pero casi nada te hace gracia y no sabes hacia dónde dirigirte, estás perdida y la calle no tiene culpa.
Mi duende no se cansa, yo sí, mi duende no siente dolor, sólo me habla del dolor, tan racional él que abruma. Un día me dice que me quede y el otro vete, no hay quien entienda a mi duende. Insiste en que me elija a mí por encima de cualquier otra cosa. Todo lo justifica la razón según el duende, pero elegirte implica soledad, insiste, hacerte daño y revivirte.
Algún día tendré que hacerle caso.

3 comentarios:

  1. Que conversaciones tienes con tu duende! Estoy de acuerdo con él, la calle no tiene culpa y, creo que elegirse, en ocasiones es ponerse a salvo.
    Un beso,
    Elen

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  2. Yo seguiría hablando con mi duende, pero porque seguiría observándome y escuchándome, haciéndome un poquito de caso y sintiendo cómo me siento en cada situación. Por otro lado, no tomaría ninguna decisión inmediata que supusiera escindir más mis querencias o ceder ante la desesperación de no ver ninguna salida clara al final del túnel. Hay que permanecer hasta que realmente cuerpo y cabeza dicten la misma sentencia...mientras se siente uno anclado a la vivencia, ningún duende puede convencerte de que la huida es la solución que barrerá de un plumazo los problemas que tenemos con nosotros mismos. La solución en todo caso la dicta el tiempo, y como te digo, la reflexión sobre lo que uno realmente busca y quiere (pajas mentales de canas y cansancio aparte), sabiendo el punto de felicidad y decepción que aguarda en cada circunstancia de la vida.

    Te quiero, Juana. Por cierto: soy muy mala para las fechas...pero creo que es tu cumpleaños hoy no?

    FELICIDADES LINDA.

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  3. gracias chicas, por vuestros comentarios, escucharé atenta a vuestros duendes. hoy el mío está contento. besillos.

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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.