viernes, 30 de julio de 2010

esta vez silencio

Esta vez silencio,
se detienen
los aviones que volaron sobre el fuego
y avivaron la tierra y la quemaron
sin saber el grave fruto del aire.
Dejó la estela gris el aeroplano
En la planicie abierta de una boca
Y sin querer, el fuego, la quemaron
como barbecho fútil sin la mano
ni la semilla salvadora,
ni el verano.
Sólo el silencio vale,
silencio
si aéreas acrobacias diseminan
el agujero negro de unos ojos.
Los árboles caminan contra el fuego
del rayo ultravioleta de algún cuerpo
y huyen en bandada de los campos
los pájaros, pulgones y el pantano.
Dejemos que el silencio se derrame
sobre la piel, sobre el perdón, sobre el acanto
sobre el deseo de acariciar y no tener
la mano, la semilla ni el verano.

jueves, 22 de julio de 2010

sin título

Descubrir la Lentitud

Descubrir la lentitud,
quebrantar segundos como olas erigiéndose en las manos.
Y los años, el compromiso eterno mientras dure
la expansión de las pupilas al mirarse.
La rebelión del estómago
cuando el tacto, cuando el beso se ajustan
al inédito deseo, al sentido original
que hizo temblar los labios.
No sólo eso, amar, amarse
a pesar del cambio, la muda de la piel y las arrugas,
las nuevas inquietudes, un giro en el trayecto,
sumarle corazón a la cordura
mientras el tiempo pasa.
Descubrir la lentitud
al trazar el cuerpo con los dedos.
Y que nada borre la sonrisa al despertar,
Recordar,
recordar siempre cómo nació el amor
en qué momento la boca se hizo agua
vertiendo el río del común destino.
Que las canciones no sean parte del pasado
Y en el presente las notas traigan un rostro consigo,
La piel de gallina, la voz cotidiana, el susurro.
Amar, amarse.

martes, 13 de julio de 2010

quiero que la noche

Quiero que la noche vuelva a existir
Como el bálsamo que era de mi cuerpo.
Acercarme a ti entre las sábanas
O que te acerques lenta en oleaje.
Salvaje o lenta la noche era
tu boca abierta y mi deseo,
el cauce, el río, la piel hendida
por la humedad del agua sobre los dedos.
Quiero que vengas y que me beses,
Así de simple te lo digo.
Sencillo como el amor cuando culmina
El necesario gesto, la noche entera.
También el día tiene su gracia
Cuando es capaz de rescatarnos.
Pero tu luz sobre la noche
Tiene algo de estrella y de aguacero.
Quiero que regreses sobre la noche
Para beberme el agua de entre tus senos
Y que te tiemble el pulso y que te rías
Que el corazón se estrelle contra tu pecho.
Que sea la noche el asombro tuyo
Así de simple te lo digo.

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.