domingo, 10 de julio de 2011

la muerta de pena

La llamamos Lupe en honor a la cubana, aunque no tenía mucho que ver con la cantante. Era blanca y suave, no como Patero, claro, ya que se trataba de una pequeña siamesa recogida en la calle. Apenas tendría un mes cuando la encontramos confundida en la acera y asustada, sucia, con pelones en el cuerpo. Era verano, la posé sobre el pecho para que sintiera mis latidos, la llevamos a la veterinaria para que la revisara y nos diera instrucciones. Por lo visto los pelones serían de un atropello de bicicleta. La alimentamos con biberón y un pienso especial para su edad. Nos trepaba las piernas desnudas clavando las afiladas uñas hasta presentarse en el hombro y ronronear tiernamente. A veces la regañábamos, teníamos que ponerle límites: no muerdas, no arañes, haz tus necesidades en la arena… Y ella pagaba su frustración devorando el plato de pienso. Era testaruda, pero ya nos había adoptado como sus mamás y lo demostraba cada vez que dormía en alguno de nuestros regazos. De ella heredamos una insufrible sarna y una no menos desagradable tiña. Por lo visto, no tenía calvas por el atropello de una bicicleta, sino por esos bichitos que nos pegó. Nos pusimos las tres en tratamiento, Estela y yo mejoramos, sin embargo, Lupe fue perdiendo fuerzas, apenas podía comer y si lo hacía, volvía a desecharlo todo por cualquiera de sus cavidades. De vuelta a la veterinaria intentamos salvarla, pero tenía una enfermedad incurable. La amé como a alguien de mi especie y cuando murió, morí de pena. Ahora me ronronea en el ultramundo.

2 comentarios:

  1. Madre mía, Doña Juana...qué ternura¡¡¡¡¡¡.... pero sabes?......ese sonroneo eterno que oyes me hace sentir bien. Al menos está, en el estado que sea, pero está... quizás si te tocas el pecho puedas sentir ese latidito de Lupe acompasado con el tuyo.
    Besos y gracias por moverme las emociones.
    EVA

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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.