jueves, 22 de diciembre de 2011


Olvido los nombres de nuestros ídolos, no recuerdo a los clásicos ni a los nuevos modelos de inteligencia. Pierdo los rostros asociados a las grandes obras. Sólo la obra permanece, quizá ni eso; tan sólo la huella, el poso que me transforma sin intención de dogma. Tampoco puedo hablaros de los más fáciles, de la fragilidad de una tendencia posesionada en las revistas. Oscilo entre los extremos y me cautiva un gesto, leve, también efímero. Quiero hacer tanto que a veces me bloqueo quedando suspendida en la desgana. Pero a veces me cautiva el gesto leve y lo observo con tesón de hormiga. ¿Cómo pretender que te interesen los huecos ovalados de mis textos? si todo se me escapa y la memoria es la hoja que se borra hacia el comienzo.


1 comentario:

  1. Quiero comentarte algo, ups! se me ha olvidado... Ah ya ha vuelto:-) Interesante reflexión, la de alguien inteligente, sensible, con la humildad de los verdaderos espíritus artísticos.

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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.