Estoy tentada a suplicarte, hombre de
las cavernas,
que me devuelvas la tierra donde nací,
al menos la gruta, pequeña o grande
pero nuestra,
donde guardar el fuego eterno.
Ya ves, así, iluminados, parecemos
dioses,
y sin embargo,
somos la fístula infectada de alguna
parte.
Sí, la fístula de alguna parte oscura, esa donde se sienta otro hombre de las cavernas y así sucesivamente...Excelente ironía sobre un mundo antropocéntrico.
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