Menos mal, agosto, que aún te
sobran rayos calurosos
y aún me queda la mañana por delante,
por detrás mentiras.
Menos mal, la noche ataviada de
mordiscos,
menos mal razón perdida.
Si el verano va seguido de un otoño,
sigue vida en la corriente. Sigo viva.
Muerte al perro, fuera rabia, aunque el
perro resucite
en cada brecha perforada en el
recuerdo. Si hay olvido,
el tropiezo reincidente, misma piedra
en el camino.
Pero menos mal, el agua, que aún
habitas en mi cuerpo
o viceversa. Menos mal, la tierra.
Menos mal, tu siembra.
Lo demás sea triturado junto al cubo
de basura.
Déjanos, el aire, respirar
sin cuestionar que existes.
Sé
que existes por la paz que se me queda dilatada
si te
cuelas entre el hueco del tabique.
Déjame
inhalarte.
Déjame,
tan simple,
cohabitar
lo libre.
Piérdete,
impostura.
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