domingo, 28 de julio de 2013

HOLA



Hola...
en la sala de espera ya no fuman cigarrillos pero ciñen, la víspera del parto, los pies al suelo. Humea por las orejas el eco pálido, austero, del gimoteo recién nacido.
Ojeras, también ojeras, dolor de nacimiento, hola, el niño aúna todos los pigmentos, del rojo al blanco, oscuro, espera quien le lama las arrugas
y caigan restos de placenta entre los guantes de algún extraño.

Hola mundo. Hola. Llega tímido, saluda. Las plañideras dan la espalda -del otro lado, aún tan lejos, los funerales-.

Pero he venido a quedarme y Hola. Cualquier día, cualquier día habré crecido y en ese tiempo intermedio, me enseñaréis a caminar como se dice un hombre, y qué importa, sobre las cuatro patas huelo la tierra y cavo túneles para las hormigas. Hola insectos. Hola.

Después aprenderé frases complejas, con la cabeza erguida, hola,
apenas una nube pase y el sol se ponga esperaré el silencio de la lluvia. Hola lluvia, hola.

Llega tímido, saluda.

Os desvela mi llanto ahora, y os reís con el ceño fruncido al reclamo de la fuente. Porque he venido a quedarme. Ahora querréis escucharme. Hola.

Hasta ese tiempo blanco como las marcas blancas, inútil, intermedio sí, intermedio, me limpiaréis las heces; mucho después, en la íntima estancia, desearé estar solo. La evacuación es un gesto fugaz; el animal, tan frágil, señala su reducido coto. El diminuto punto bosqueja la linea y fronteras. Hola pueblos. Hola.

Alguien corta flores, hola, para otro, han matado un cordero y habla. En ese punto ya nadie escucha. Me enseñan a guardar la queja tras el regreso de muchas vidas resucitadas. Hubo una muerte antes. Pero hola. He venido a quedarme, aún no es el tiempo de las plañideras.
Y así la tierra, insectos, flores, el agua de la fuente, sol y nubes, y así montañas, aire, saludos a las bestias, hola.
Llega tímido, el gimoteo del niño.
Ayer, antes de ayer, mañana, pasado mañana. El tiempo intermedio imperceptible apenas, pero hola.

Quizás algunos nombres conserven sus mayúsculas

cuando llegado el momento, en la sala de espera,
humee de entre los ojos el discordante llanto de las plañideras. Hola.


2 comentarios:

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.