jueves, 9 de diciembre de 2010

tejados


De niña me gustaba subirme al tejado que había bajo la ventana de mi cuarto. Preguntaba a mi madre si podía y ella siempre decía que no, pero yo lo hacía a escondidas y cuando me buscaba, no podía encontrarme porque estaba allí, soñando con volar. Muchos años después me invitaron a una fiesta en una nave de Madrid, nos sentamos en el tejado, pudiendo ver desde arriba la ciudad pequeñita, insignificante casi en comparación con las nubes. Seguía soñando con formar parte del aire, pero la ley de la gravedad me atraía hacia el centro de la tierra, asfixiante, paralizante, donde el cuerpo pesa. Después descubrí que dicha ley no es más que la razón mal entendida. Fui libre de nuevo hasta que tuve que comer y rebuscar entre los bichos del suelo. Hay gusanos que hacen profundos hoyos y por eso sigo aquí, con el brazo en su interior.

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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.