No se trata del problema
global que de sobra conocemos sino de algo más íntimo. En mi caso
(no quiero intelectualizar), un cuestionamiento profundo me hace
rechazar lo que hasta ahora era válido: arena y cal para cubrir el
origen. Pero si levantas las capas, descontextualizas y liberas de lo
superficial cada latitud conocida, si regresas a los primitivos
impulsos deseando simplemente la permanencia serena y la comunión
con lo natural, entonces, ¿qué hacer con lo hallado? ¿hacia dónde
dirigirse?. Pongamos como caso que no quiero competir, que no
ambiciono el buen trabajo, ni la buena casa, ni el supuesto éxito;
que la ciudad me es extraña, que me da vértigo la palabra única,
la voz aprendida y convertida en lo mismo de sofisticado talento.
Pongamos como ejemplo que he perdido el interés por lo que creía
grandeza, que ansío ese pequeño núcleo expandiéndose por lo
cercano, raíces conectadas con el único fin de sentir el pulso.
Pongamos que hay que reinventarse (hacia qué, hacia dónde) sin
perder la perspectiva de la subsistencia o de lo injusto. Digamos
que me gusta el silencio, que no tengo prisa, que me transformo, que
me pierdo en el cambio y me reencuentro, que “todo lo demás es
espectáculo”.
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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)
¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.
Viva el cambio a pesar de la pérdida, viva el cambio con el reencuentro...
ResponderEliminarNo podría estar más de acuerdo...aunque a mí algo de espectáculo aún me queda.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este retorno esencial.
Un besito.