viernes, 17 de febrero de 2012

cambio


No se trata del problema global que de sobra conocemos sino de algo más íntimo. En mi caso (no quiero intelectualizar), un cuestionamiento profundo me hace rechazar lo que hasta ahora era válido: arena y cal para cubrir el origen. Pero si levantas las capas, descontextualizas y liberas de lo superficial cada latitud conocida, si regresas a los primitivos impulsos deseando simplemente la permanencia serena y la comunión con lo natural, entonces, ¿qué hacer con lo hallado? ¿hacia dónde dirigirse?. Pongamos como caso que no quiero competir, que no ambiciono el buen trabajo, ni la buena casa, ni el supuesto éxito; que la ciudad me es extraña, que me da vértigo la palabra única, la voz aprendida y convertida en lo mismo de sofisticado talento. Pongamos como ejemplo que he perdido el interés por lo que creía grandeza, que ansío ese pequeño núcleo expandiéndose por lo cercano, raíces conectadas con el único fin de sentir el pulso. Pongamos que hay que reinventarse (hacia qué, hacia dónde) sin perder la perspectiva de la subsistencia o de lo injusto. Digamos que me gusta el silencio, que no tengo prisa, que me transformo, que me pierdo en el cambio y me reencuentro, que “todo lo demás es espectáculo”.

2 comentarios:

  1. Viva el cambio a pesar de la pérdida, viva el cambio con el reencuentro...

    ResponderEliminar
  2. No podría estar más de acuerdo...aunque a mí algo de espectáculo aún me queda.

    Me ha gustado mucho este retorno esencial.

    Un besito.

    ResponderEliminar

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.