Acaso
el sonido pueda superar tu propia luz
y
alardear,
tan
cerca del oído que ni logres entenderlo.
Sólo
el éxtasis, la música, huele la confusión
de
días idénticos.
Un
piano no es sólo un piano:
es el
pomo de una puerta siempre abierta:
entra,
humea el café sobre la mesa.
Sueña
con el estruendo o la caricia
mientras
te cuenta cuentos sin sentido.
Siéntelo
más cerca:
sólo
música es capaz de mejorar silencios.
Y si
te cierras, permite al menos
la
letanía inconclusa de un desfile de suspiros.
Sólo
música es capaz de dar asilo.
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