martes, 27 de noviembre de 2012

Por qué el silencio a veces...

                                        Imagen: El silencio, de Marila Tarabay




Dejé de escribir-contar-hablar cuando me supe mentirosa.

Lamía el sudor de unos ecos robados, vidas,
emociones expuestas a la luz de los rateros.

Apropiación indebida no muy lejos del fraude.

Tal era la revelación
que admiré la honradez de los botes de champú
o los créditos minúsculos del telonero.

Silencio a veces, quizá cobarde
la frialdad erguida de los postes de teléfono
que nunca llaman pero sostienen voces.

No bastaba un gemido de metal ni desangrarse
-a veces-
A veces elegir tomar distancia, cerrar los ojos,
buscar otras maneras de anochecerse.

También había que desnudarse
y hacerlo bien:
Si no, 
silencio.




5 comentarios:

  1. ¿Quien te va a comentar a ti? si eres de lo peor que he leido en mi vida

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  2. Vaya, un/a valiente que tiene el mal gusto de escribir bajo el anonimato para criticar. Respeto que no te guste lo que escribo, o que más allá de los gustos, lo consideres de pésima calidad. La poesía, cualquier arte, es un continuo aprendizaje, pero pido que a la hora de comentar se haga con el máximo respeto, lo contrario es un acto inútil con muy bajas intenciones.

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  3. Un anónimo descarga su amargura sobre un buen poema, uno de los mejores de Juana Marín, quizás envuelto en la ignoracia de los que creen que por muchos comentarios mejor es un trabajo, quizás algún frustrado creador o creadora a quien nadie mira, escucha o lee;un anónimo que con el ataque busca ser tomado en cuenta. ¡Felicidades Anónimo!has logrado unos pobres segundos de atención,nada más.

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  4. Juana, me ha encantado este poema!!:-D Gracias, gracias, porque me alegra verte compañera en el tejer de una cosa que tanto necesitamos y nos hace falta para ser verdaderamente libres: la sinceridad, la honestidad... Un abrazo!!

    Por cierto: Qué guapa estás con el pelo corto (la foto), me parece que te favorece un montón!!

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  5. Gracias, Ludmila, acabo de leer tu comentario. :)

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LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.